El historiador y escritor José Luis Gutiérrez Molina coordina junto a Gérard Brey 'Los Sucesos de Casas Viejas en la historia, la literatura y la prensa (1933-2008)', una nueva obra colectiva que recuerda uno de los episodios más cruentos del siglo XX en España y de la que ayer se cumplió 78 años. Ayer se presentó en Benalup y hoy se dará a conocer en Cádiz (Diputación, 20 horas).
-¿Qué distingue este libro de otros que cuentan los Sucesos de Casas Viejas?
-Este libro merece ser comprado por dos razones, que son las dos partes que la componen. Es cierto que se ha hablado mucho sobre los Sucesos, pero este libro incluye novedades muy interesantes. Por una parte, está el relato pormenorizado de lo que sucedió la noche del 11 de enero y mañana del 12 del 1933. Ese paso que hubo de la proclamación del comunismo libertario a la posterior represión que dejó un reguero de sangre y desolación. Por primera vez se recogen los detalles de los sumarios de los procesos a Rojas y el consejo de guerra contra los campesinos. En la primera parte también se hace un repaso por la presencia de estos acontecimientos en la literatura española. La segunda parte está realizada por un colectivo muy amplio de historiadores que han analizado cómo reaccionó la prensa española a la masacre.
-Entonces la objetividad sería un lujo al alcance de unos pocos...
-Una de las conclusiones de este trabajo es comprobar cómo el ejercicio del poder llega a corromper. Entonces el Gobierno lo negó primero para pasar a la defensa después y los partidos de la oposición utilizó la masacre para hacer sangre contra ese Gobierno.
-Suena la estrategia...
-Es algo que podemos comprobar en la actualidad. Lo curioso de aquel caso, que se convirtió en un escándalo, fue cómo puso en evidencia el proyecto republicano. Todo un símbolo de modernidad como los republicanos de izquierdas fueron los represores.
-Esto es, de hablar de profesionalidad periodística nada de nada.
-Hay que distinguir los que pudieron mantener un discurso neutral con los que adoptaron uno partidista. Los radicales pronto empezaron a criticar lo ocurrido y 'El Sol' presentó los Sucesos achacando la culpa a los anarquistas. Por supuesto que los afines a los sindicalistas no actuaron igual que los socialistas, por ejemplo.
-Y los medios locales, ¿cómo reaccionaron ante la tragedia?
-Entonces había tres periódicos. 'Diario de Cádiz', privado y neutro en sus informaciones; 'El noticiero gaditano', republicano centro-derecha y 'La información', claramente derechista.
-Habla de los periódicos de entonces pero, ¿cómo están reflejados los Sucesos de Casas Viejas en el imaginario popular de la actualidad?
-Se ha diluido como cualquier otro suceso histórico. Primero se convirtió en un símbolo para pasar a ser mito después y que ha llegado hasta hoy para poner de manifiesto la forma más descarnada del poder. En Benalup-Casas Viejas los Sucesos fueron un estigma durante años y los locales intentan pasar página.
-Una tragedia con nombres y apellidos, ¿los han recogido en el libro?
-No hay perfiles al uso de esta gente pero están presentes en la medida que se narran hechos de los que son protagonistas. Este libro es también una forma de poner en relieve que lo que menos importó de lo que pasó esa noche fueron a las víctimas.
-¿Cómo van los proyectos de la Fundación y la declaración de convertir en BIC los lugares de la masacre?
-La idea primigenia fue que la fundación se convirtiera en un referente de difusión de lo que ocurrió en Benalup-Casas Viejas hace casi 80 años, pero con una conmemoración anual o un libro no es suficiente. Sobre lo del BIC, es un asunto que no solo está muerto, sino que ya está enterrado. Lo he denunciado en varias ocasiones, pero solo he recibido silencio.
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