La escritora y académica de la lengua Ana María Matute sentó ayer un precedente en la capital de la Plana al, no sólo llenar el Teatro Principal, sino hacer que hubiera cola de lectores a las puertas del teatro para encontrarse con la autora de 'Olvidado rey Gudú'. Y, además, no defraudó.
En la puerta, Matilde de 58 años llevaba desde las 17.00 de la tarde aguardando para poder escuchar a la ganadora del Cervantes y, su principal curiosidad era saber cómo se inspiraba la creadora de ese universo tan particular que cualquiera puede descubrir asomándose a sus novelas. «A veces la inspiración viene de una frase, de una mirada o de una sonrisa».
Con gran sentido del humor, Matute supo transmitir su pasión: la literatura. Y como ya hiciera Capote en el prefacio de 'Música para Camaleones', la narradora dijo que la escritura es «sufrir, pero también gozar». Y para ella la escritura es algo como respirar, que lleva haciéndolo desde los cinco años.
Una edad de cuentos, como los que transmite a través de sus novelas mágicas de ensueño. Inocencia. Eso es lo que desprende Ana María Matute, «ávida lectora de periódicos» y que se sigue ilusionando. «Cada vez que voy a publicar un libro, la noche anterior duermo con él debajo de la almohada». Un fetiche, una conexión a través de los sueños y de la ternura que despierta la escritora, nada abrumada por el Cervantes, aunque muy contenta de poder seguir haciendo lo que más le gusta y conectando con sus lectores, que son la parte positiva de su oficio, que también tiene zonas grises. «La crítica extranjera siempre me ha tratado mejor que la española». Y lo dice una de las más respetadas en las letras, que pasará a la historia.
Un consejo para futuros escritores: «Que lean, que escriban y que vivan mucho». Palabra de Ana María Matute. Castellón se rindió a sus pies, como era de esperar.
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