Según la mitología griega Pegaso era un caballo mágico y alado, hijo de Poseidón, dios del mar, y de Medusa. Esta fantástica criatura, veloz y rápida como el viento, nació del cuello de Medusa después de ser vencida y muerta por el héroe Perseo, que le cortó la cabeza.
Es totalmente blanco y tiene dos alas que le permiten volar.
Una característica de su vuelo es que cuando lo realiza,
mueve las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire.
El nombre de Pegaso deriva de Pagé que en griego significa “manantial”.
Y es que este caballo de carácter indomable poseía el poder de hacer surgir el agua allí donde pisase.
Poco después de su nacimiento, el mágico corcel golpeó con una coz el suelo del monte Helicón y en el acto comenzó a fluir un manantial, después consagrado a las Musas y que, según se cree, es la fuente de la inspiración poética.
Sucedió porque las hijas de Píero (rey de Macedonia), quisieron competir con las nueve Musas en un concurso de canto y poesía.
Todas empezaron a cantar y el Helicón (la montaña) se empezó a hinchar de placer, hasta alcanzar un tamaño desmesurado.
Así Poseidón (Neptuno) antes de que se produjera una catástrofe envió a Pegaso para calmar a la montaña.
El animal dio una coz e hizo que brotase una fuente que deshinchó al Helicón.
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