El Salón del Libro abre sus puertas al público este viernes, tras ser inaugurado el jueves por la ministra francesa de Cultura, Christine Albanel.
En su prefacio de la mano de Fuentes, el gran auditorio de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) resultó pequeño para la multitud que asistió a la conferencia, titulada 'Alrededor de la novela latinoamericana', y gran parte del público debió seguirla a través de una pantalla en otra sala.
Fuentes empezó su conferencia con una nota de humor, tras la introducción de Jacqueline Sanson, directora general de la BNF, que lo presentó como "un monumento de las letras", no sólo hispanas, sino mundiales.
"Me desplazo, luego no soy un monumento", dijo, antes de empezar su intervención citando al cómico Mario Moreno 'Cantinflas' y su frase "¡Pero qué falta de ignorancia!".
Cantinflas, "maestro de la paradoja", pronunció una frase "impregnada de verdad". "Existe una cultura no escrita, un conocimiento que se expresa a través de la memoria y la tradición oral. Hay que preservar en nosotros una parte de ignorancia", dijo fuentes, citando inmediatamente otra frase, ésta del filósofo José Ortega y Gasset al referirse a campesinos andaluces que no sabían leer: "¡Qué cultos son los analfabetos!".
"Se podría decir lo mismo hoy de ciertas categorías de la población de América Latina", la que "tiene un saber no escrito, una tradición oral".
"La literatura del continente americano empieza y se perpetúa en la memoria épica, ancestral y mítica de los pueblos aborígenes", afirmó.
"La lengua es a veces un río impetuoso, a veces un arroyuelo", pero su flujo "transcurre siempre entre dos orillas, una es la memoria, otra la imaginación".
Tras esa introducción, el escritor, que habló en francés, hizo recorrer a los asistentes la literatura latinoamericana en un doble viaje, por el tiempo, desde la literatura de las culturas precolombinas hasta los más jóvenes novelistas actuales, y por el espacio, de México a Argentina y de Perú a Brasil.
Las crónicas de Indias de la colonia "son la primera manifestación de lo que hoy, gracias a Gabriel García Márquez, llamamos el realismo mágico", dijo citando párrafos de algunos de los cronistas.
Evocó luego a Juana Inés de la Cruz, al barroco latinoamericano, arte en el que el espíritu indio se expresó pese a la represión cultural de los colonizadores. Recorrió el siglo XIX "marcado en Latinoamérica por una necesidad imperiosa de historia".
En la literatura contemporánea aparecen dos aspectos nuevos: "el desplazamiento del antiguo mundo rural hacia la ciudad y la impresionante variedad de estilos, de tendencias, de temas, de referencias y de opciones. Las categorías precedentes han sido sobrepasadas por dos elementos que definen verdaderamente la literatura, la imaginación y el lenguaje".
Fuentes describió los valores de obras de numerosos autores, buceando en la escritura de cada uno de ellos, señalando sus talentos, situándolos en su contexto: los argentinos Tomás Eloy Martínez y Sylvia Iparraguirre, el chileno Carlos Franz, el colombiano Juan Gabriel Vásquez, el peruano Santiago Roncagliolo, los mexicanos Cristina River Garza, Pedro Angel Palou y Jorge Volpi, entre muchos otros.
"En la novela se puede crear toda la realidad posible, imaginaria, la que no existe todavía. La novela es la realidad de lo que la historia ha olvidado".
"La literatura nos ofrece lo que la historia no nos da", concluyó.
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