La riqueza de los relatos de "Alicia en el país de las maravillas" continúa impactando.
A partir de aquí, Alicia vivió el éxito rotundo y sobrevivió a unas quinientas adaptaciones teatrales y hasta libros dedicados por entero al psicoanálisis de Alicia, de Carroll y, de paso, de sus lectores. A Walt Disney no podía escapársele hacer la animación de Alicia, cosa que realizó en 1951 y casi se gana un León de Oro en Venecia (solamente recibió el Oscar a la Mejor Banda Sonora). La
Entre los productos más extraños realizados sobre Alicia se cuenta desde una novela de David Slavitt, Alicia a los 80 que recrea una posible vida posterior de Alicia Liddel, la niñita amiga de Carroll, hasta un experimento de la psicoanalista Maud Mannoni, que utiliza el texto para trabajar las psicosis infantiles y hasta re escribe una versión a partir de improvisaciones de los internos.
Las traducciones y versiones de Alicia... parecen sumarse hasta el infinito, sobre todo si se tiene en cuenta que hasta el propio Lewis Carroll la versionó para niños pequeños de 1890. Según sus propias palabras, se trataba de una versión para niños de 6 o 7 años, pero la capacidad intelectual de un niño para la lectura, decía, podía variar en más o menos cuatro años, según la clase social de la que proviniera.
La edición más famosa del libro es la que hizo el matemático Martin Gardner (aquí editada por Akal en 1998), anotando extensamente cada párrafo y explicando juegos de lógica que Carroll, profesor de lógica también, solía usar en sus textos. Entrevistado por el periódico de la Universidad de Cambridge, acerca de cuál es el origen de la fascinación de Gardner por Carroll, respondió: "Comparto con Carroll los siguientes amores: las matemáticas, los rompecabezas, la lógica formal. Carroll deslumbra mostrando pequeños trucos de magia a los niños y de esta forma los transforma en magos. Más que en ningún otro libro para niños, en estas dos Alicias se navega entre la lógica, la matemática y los juegos de lenguaje. Yo no había descubierto la riqueza de esta clase de
Una de las versiones que lo lograron es la de la escritora catalana Esther Tusquets (Lumen, 1985). Otra, bien interesante, es Alicia para niños, publicada por Ediciones Era en el año 2007. Se trata de una versión del poeta mexicano José Emilio Pacheco, quien el año pasado recibiera el Premio Cervantes, el más importante galardón a un escritor en nuestra lengua. Pacheco, sencillamente comienza así su versión del libro: "Había una vez una niñita llamada Alicia..."
Sin duda, en la
En 1996, editorial Colihue también sacó una edición valiosa del texto. Se trata de la versión de Graciela Montes, una de las más fecundas, eclécticas y eruditas escritoras argentinas, autora entre otros libros de literatura infantil de Irulana y el Ogronte, Otroso y para grandes El umbral y Elisabet. Junto a Ema Wolf recibió en el 2005 el Premio Alfaguara por la novela El turno del escriba sobre el personaje y los viajes de Marco Polo. Con la maestría de su talento y su oficio, Montes hace una versión deliciosa, salpicada con expresiones locales que hacen, por momentos, sentir que Alicia podía ser una nena que se hubiera criado en Barracas o en Florida. El lagarto Bill -que intentará destapar la chimenea del Conejo Blanco- lleva aquí el nombre de Guille, y Alicia no encontrará en la versión de Montes un "pastelillo muy pequeño", sino "un bizcochito diminuto con la palabra Cómeme escrita con pasas de uva".
A raíz de la película de Tim Burton, estrenada el jueves, las vernáculas Planeta sacaron nuevas ediciones del libro y una editorial independiente, Libros del Náufrago, con Carolina Sánchez a la cabeza, se atreve a hacer de Alicia... el primer título de su emprendimiento. Larga vida a un clásico.
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