miércoles, mayo 6

Henning Mankell, un activista literario


Por: Ana Prieto

Activista literario y social, el destacado autor sueco explica en esta entrevista su compromiso con el continente africano y dice: "el rol del escritor en el mundo debe ser importante

LA SANGRE HABLA. Mankell: "La escena del crímen puede decir mucho acerca de una sociedad".

Los periodistas no habían terminado de acomodarse en la sala preparada para el diálogo con Henning Mankell en la embajada de Suecia, cuando el escritor se acercó a saludar a uno por uno de la mano, en un gesto tan inesperado como bienvenido, en tiempos en los que se espera que cualquier figura internacional se suba al estrado de los intocables. El saludo de Mankell habla sobre su literatura, así como su literatura y su trabajo cotidiano hablan sobre él. Como bien lo introdujo el embajador Arne Rodin, "sus obras son una vigorosa protesta contra los males de la explotación, el saqueo y la humillación". Así dio comienzo una conferencia de prensa deliciosa, en la que el escritor, que alterna su vida entre la ciudad sueca de Göteborg y Maputo, la capital de Mozambique, mantuvo durante casi dos horas la atención de los presentes. Mankell manifestó su alegría por la posibilidad de descubrir Buenos Aires, una ciudad que en su imaginario es "mágica y mitológica", pero que también, señaló, expulsó durante la última dictadura a buena parte de los argentinos que viven hoy en Suecia. "El rol del escritor en este mundo debe ser siempre importante; si no lo es, algo está funcionando mal", dijo Mankell, quien es un activista literario y social: dirige un teatro en Maputo, y escribió El hijo del viento, una novela sobre la percepción en los países "civilizados" de la temida figura de "el otro". "La razón por la que escribo tanto sobre Africa es porque me indigna cómo es vista por el resto del mundo. Cuando la literatura sudamericana llegó a Europa cambió por completo nuestra perspectiva sobre los seres humanos. Pronto sucederá lo mismo con la literatura africana: entonces nos enteraremos de lo que tienen que decir sobre la humanidad". Mankell culpó a los medios de comunicación de ocuparse de los elementos superficiales de un crimen y no indagar sobre las motivaciones. "Las historias de crímenes empezaron con Medea, no con Poe, y para mí la mejor historia de crímenes es Macbeth. Los escritores siempre entendieron que la llamada 'escena del crimen' puede decir mucho acerca de las contradicciones de una sociedad, de las contradicciones dentro de un hombre y entre los hombres."

VIA

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