Como en toda Feria que se precie, la de Buenos Aires también tuvo su top ten ?que fueron más que diez- y los escritores que firmaron sus libros fueron el plus. Editorial Tusquets vivió un gran momento. A Annie Proulx, la publicitada autora de Secreto en la montaña, le siguieron el reconocido escritor sueco Henning Mankell, cuya charla colmó la sala José Hernández, y la alemana Julia Franck, cuya bellísima obra La mujer del mediodía fue un descubrimiento.
Brian Weiss confirmó que es ya un longseller de Ediciones B Los sobrevivientes de la tragedia de los Andes se agotaron de firmar ejemplares de La sociedad de la nieve. Capital Intelectual vendió muy bien el Atlas de las religiones y Ediciones De la Flor estuvo a tope con el humor gráfico de Fontanarrosa, Quino y Nik. El stand de Cúspide repuso títulos de Salamandra y Edhasa.
Las presentaciones de Liniers con Kevin Johansen, Los Macocos, Marcos Aguinis y Juan José Millás juntaron más de 1000 personas cada uno.
El combustible espiritual, de Ary Paluch, con 15 ediciones, fue uno de los más vendidos de Grupo Planeta, junto con los libros de Gabriel Rolón y Bernardo Stamateas. Pobre Patria mía, de Marcos Aguinis, fue un récord de Random House. En Santillana, Florencia Bonelli y su novela romántica Me llaman Artemio Furia, se agotó varias veces.. Y tanto Siglo XXI como Fondo de Cultura Económica vendieron sostenidamente los ensayos sobre problemáticas sociales. El Ateneo y Sigmar superaron expectativas con la venta de literatura infanto-juvenil.
Pero si alguien brilló este año entre todos, ése fue Julio Cortázar. A 25 años de su muerte, vendió muchísimos ejemplares de su reciente legado: Papeles inesperados (Alfaguara). El acto del viernes último, del que participaron el editor catalán Carles Alvarez Garriga y el escritor argentino Martín Kohan, moderados por Guillermo Piro, fue conmovedor. Más de 1200 personas celebraron el libro que coeditaron la heredera universal de Cortázar, Aurora Bernárdez, y el investigador catalán.
VIA
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