En este momento comienza el dìa 24 de diciembre. Navidad.
Y en la mayorìa de los hogares hay un pesebre y una conmemoraciòn al nacimiento del hijo de Dios.
Desde el màs humilde hasta el màs pudiente, con distintos actos y costumbres. vivimos este dìa.
Algunos enloquecidos y nerviosos en las colas de los supermercados y distintos negocios que, desde sus vitrinas colmadas de artìculos pintados de oro, nos hablan de la materialidad del evento.
Muchos otros ven pasar por su vida esas materialidades, desde lejos, por que falta el trabajo, las viviendas dignas, por que la pobreza solo les permite sobrevivir y respirar esperando solo eso, respirar para poder vivir.
Y es una buena fecha-excusa tambièn para tomar en exceso, salir a cometer desmanes contra la propiedad ajena por razones que ni ellos mismos entienden.
Cuando preparamos el árbol, y colocamos la corona en la puerta de acceso a nuestro hogar,
cuando cada noche prendemos las luces y buscamos una belleza estètica para todo esto,
cuando nos ocultamos de los niños para preparar sus regalos y dejarles volar la fantasìa de historias antiguas, no reales,
cuando saludamos a nuestros amigos por telèfono o email, a aquellos amigos que nunca vemos ni escuchamos aunque sabemos que los amamos siempre,
cuando nos ponemos tristes por la familia que està lejos geogràficamente hablando o por aquellos que dejaron esta vida antes que nosotros y seguiràn formando parte de nuestra historia,
cuando partimos los turrones y acomodamos la mesa de dulces para los niños,
cuando nos ponemos de acuerdo para transitar el festejo familiar de la mejor manera, limando rencillas, olvidando diferencias aunque sea por un dìa,
cuando vamos a la misa de medianoche o cuando elegimos no ir, cuando formamos parte de este universo tan particular del mes de diciembre, algunos con pesar, otros con ilusiòn,
cuando practicamos diferentes rituales de acuerdo a nuestras creencias,
creo que estamos tejiendo otro pedacito de historia de la humanidad.
La historia del encuentro entre seres humanos, de la creencia en un nuevo nacimiento espiritual y amable para cada uno de nosotros.
Necesitamos mimar ese niño pequeño que duerme aletargado en nuestro interior, y lo hacemos al delegar en nuestros hijos o nietos las creencias y las historias hermosas que se van tejiendo a travès de los años.
Como una maestra que enseña a sus alumnos utilizando ejemplos, asì nosotros iluminanos el corazòn de nuestros niños y sembramos en ellos lo mejor que podemos...y como podemos.
Todos los años se recuerda el nacimiento del hijo de Dios.
No el cumpleaños, es el nacimiento....y en cierta forma es nutrirnos de la misma fè y esperanza que sintieron aquellos que lo conocieron y siguieron a lo largo de su vida.
Aunque estemos tristes y no tengamos con quien compartir las cenas de estas festividades, ojalà todos sientan el amor profundo y real que significa Navidad.
Dar. Creer. Compartir.Esperar.
Dar comprensiòn a quienes nos ofendieron y olvidarlo.
Creer en el milagro eterno de la llegada del Niño Jesùs y la esperanza de un mundo espiritual y mejor.
Compartir lo material con quienes no tienen nada, compartir el abrazo con el que lo necesita cerca nuestro, compartir momentos con nuestros seres queridos.
Esperar con fè los milagros de la vida, no solo para nosotros mismos sino tambièn para aquellos que màs lo necesitan, los que sufren falta de amor, falta de trabajo y hogar, falta de ilusiones.
Agradecer a la vida por el milagro de ella misma, por los avances tecnològicos que nos dan la posibilidad de conocer gente y poder darnos un abrazo a pesar de la distancia, y sentirnos amigos y ser parte del universo de cada uno.
Que sean felices.
Serenidad. Paz. Amor.
Con el corazòn........
1 comentario:
Te quiero
Tu amigo anónimo
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