jueves, diciembre 16

Cornelia Funke: «La literatura infantil es un género menor»



La autora de la saga «Mundo de tinta», que vendió más de 13 millones de ejemplares, regresa con «Reckless», inspirada en los cuentos tradicionales.

No le importa que la comparen con J. K. Rowling, la autora de «Harry Potter»: «Es un piropo», asegura. No debería serlo. Su importancia como autora de literatura infantil la ha colocado en la lista de las cien personas más influyentes según la revista «Time». Tras su éxito con la saga «Mundo de tinta», con la que vendió más de trece millones de ejemplares, Funke comienza una pentalogía con «Reckless. Carne de piedra» (Siruela), inspirada en los cuentos infantiles europeos. Esta semana visitó España.

-En muchas ocasiones se habla de la literatura infantil como un género menor. ¿Comparte esta creencia?
-Desde luego. Se trata de un género menor porque los niños son seres humanos menores. Sin embargo, es mucho más divertido. Cuando escribes para niños, escribes para todos. Pero esto no significa adoctrinar, porque en ese caso darías por supuesto que eres más inteligente que tu lector.

-Durante medio año leyó más de cincuenta libros para inspirar su serie. ¿Qué esconden los cuentos tradicionales que la han embarcado en un proyecto tan ambicioso?
-En ellos existe una comprensión muy natural de la condición humana, no se critican los defectos como, por ejemplo, la ambición, el ansia de poder y la envidia. Además, los malos son siempre feos. Pueden llegar a ser muy reaccionarios.

-Uno de los referentes para «Reckless. Carne de piedra» son los cuentos de los hermanos Grimm. Sin embargo, no le gusta mucho su literatura. ¿Cómo se come eso?
-Me atrae su universo, pero no el tratamiento que hacen de algunos temas: presentan a la mujer como un ser tímido, vanidoso y estúpido. Además, de sus cuentos sacan todo lo que es erótico y violento. Entiendo por qué lo han hecho, pero a mí me interesa también esa perspectiva.

-La cuarta entrega estará basada en la tradición de cuentos españoles. ¿Qué nos puede adelantar?
-Vivo en Los Ángeles y me siento muy cercana a la cultura hispana. De hecho, estoy estudiando español. Espero, así, poder leerlos en su versión original. Lo que me interesa de España son las diferentes tradiciones castellana y catalana, y los cuentos de hadas surgidos en Galicia.

-Su obra ha sido objeto de varias adaptaciones para la gran pantalla. ¿Qué opinión le merece la última, «Corazón de tinta»?
-La verdad es que sólo me gustaron algunas partes. Eso sí, aprendí mucho de realización. En todo caso, creo que las adaptaciones no dañan los libros. A veces, incluso, los enriquecen. Y si es peor, los niños ven el libro como algo muy especial. También hay casos en los que, después de ver las películas, quieren leer los cuentos. Incluso me gustaría que adaptaran mis libros a un vi- deojuego, siempre que lo hiciera otro, claro.

-Existen muchas voces que critican duramente la afición de los jóvenes por internet y los videojuegos. ¿Cree que es tan grave como lo pintan?
-Existen diversas formas de contar historias, y ambas son herramientas diferentes. Gracias a las redes sociales los jóvenes se enfrentan a la palabra escrita de una forma mucho más intensa, las utilizan para narrar su vida. Hay que ver sus posibilidades antes de criticarlos. Existen muchas formas de expresar la unicidad.

-¿Significa eso que los niños son ahora más listos que antes?
-No, sólo más inocentes. El problema es que antes se enfrentaban a experiencias reales desde pequeños y ahora están más protegidos. No digo que sea bueno que trabajen o vayan a la guerra, pero todo lo que saben ahora es a través de lo que ven o lo que leen. Es mejor aprender a través de la experiencia propia.

-En este libro, un joven descubre un mundo mágico oculto tras el espejo del despacho de su padre y su hermano sufre un maleficio con el que su carne se convierte en piedra. ¿Se trata de un libro más terrorífico que los anteriores suyos?
-Quizá es para niños de más edad. En todo caso, creo que el miedo es el gran reto para todos. El odio sale del miedo. Pero también es cierto que, en el aspecto del aprendizaje que hablamos, el dolor es lo que más nos enseña.

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