jueves, agosto 23

SOLEDAD



Dolor profundo ante la imagen
de aquella niña solitaria.
Agobiada por el peso de preguntas
que nunca llegò a pronunciar.
Està quieta. Escondida en el rincòn
màs lugubre del patio.
Con el frìo invadiendo su cuerpo,
abandonada en la vereda mojada
y esperando en inùtil agonìa
una mano tendida, un abrazo tibio.
A lo lejos escucha las voces
de la rutina conocida y odiada.
La canciòn vieja silbada despacio.
El ruido de los autos. Los àrboles
crujiendo al paso del viento.
El barro y la sucia escarcha.
Las paredes antiguas de madera
el frìo agazapado en las rendijas y
las goteras rompiendo el silencio.

Los ojos de infinita trizteza
presintiendo la muerte anticipada
de una fugaz, efìmera inocencia.

Como quisiera atrapar su imàgen
cobijarla en mis làgrimas.
apretar sus manos de uñas carcomidas.
Ser eco del desgarrador grito
que no puede transformar en sonidos.
Que su mirada sumerga en la mìa
el dolor escondido, silencioso
y asì resurgir sin temores
con la sonrisa fresca, con los sueños
de apacibles despedidas.
Devolverle una historia diferente.
Con las caricias necesarias,
con el abrazo envolvente y tierno,
protegiendo el temblor de su cuerpo.-

No invade la ternura a su tristeza
Escondida en el abismo silencioso
sin abrir los ojos. quieta,
en los ojos el llanto congelado
de tantos inviernos transcurridos.

La busco en el espejo que refleja
la mirada parec ida, màs ausente.
Iguales temores, repetido silencio.

Està quieta. Escondida en el rincòn
màs oscuro y lùgubre del alma.-
Mònica Figueroa
Derechos registrados
año2001

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leo la nueva entrega sobre el tema que nos ocupa y vuelves a impresionarme con tus versos, con el uso magíco que hace de la metafora y el encuadre perfecto en un poema verdaderamente tierno.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Ay Moni! no se explicar lo que sentì al leer esta poesìa.
creo que todos tenemos en mayor o menor intensidad, un niño escondido que espera ser protegido. te quiero, muchisimo, no te olvides.