Bajo las ramas grises de la tarde
se esconde una mujer.
Esta temblando porque tiene frio.
Esta llorando porque tiene penas.
Sobre su espalda
pesa tanto invierno
que ya se siente lejos.
Quiere llamar, y se ha quedado sola,
perdida entre los pliegues del crepusculo.
Tiene la ausencia atada a su cintura,
florecida en las manos,
desteÑida en la voz
de tanto y tanto hablar en amarillo.
No pide nada porque nada quiere.
No busca nada porque nada espera.
Sus ojos son un brillo fugitivo
que alcanza a iluminar la dura imagen
de sus brazos abiertos para nadie.
Comprende, sin embargo,
que en el giro del tiempo
la esta esperando el alba.
Que puede , todavia.
Que cuando lo desee se abrira su ventana
para que entren los pajaros,
otro amor, y el misterio de enterrar la tristeza
en un lugar que nunca se recuerda.
Pero es de tarde y quiere estar a solas,
ligeramente ausente,
mientras el dia torna a despedirse
sangrando por encima de los techos.
ARGENTINA
ARGENTINA
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