domingo, julio 10

HOMENAJE A FACUNDO CABRAL

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(1992 Cine Teatro Uruapan - Ena Erandi (hermana) • Facundo Cabral y Enrique Salazar)

Mi hermano Facundo, te fuiste de una forma que nos ha dejado perplejos...

-”¿Quién les dijo que me he ido? siempre estuve entre ustedes y siempre lo estaré”
Bueno, pero la forma que te agredieron... no era la forma que dieran fin a tu cuerpo...

-”¿y cuál era la mejor forma según tú?, ¿llegar a una edad en dónde mi cuerpo marchito me aprisionara y mi mente atrofiada que ya no supiera quien soy?, no nos fijemos en las puntas de la vida, sólo fíjate que mi alma es libre ya y que mi ser ya no tiene límites, bueno, límites que obviamente tú no puedes ver”.

Es que la violencia que nos arrebató tu físico nos duele..

-”La violencia sólo manifiesta el miedo al amor, yo fui un tiempo en la tierra violento porque tenía miedo a amar. Tú y muchos como tú han sido y son violentos porque aún temen al amor, y a pesar que fui agredido doy gracias a mi creador que me haya permitido amar y ser amado. ¿Sabes? me causó mucha gracias al ver cómo alguien que me quiere puso en el ciber espacio , de alguna forma tiene razón, pero aquellos que dispararon sus armas no saben lo que hacen, no pueden ver el inmenso amor que el Creador les tiene, no pueden sentir cómo el amor les habla en los niños, en las nubes, en la chica de la esquina... sufren mucho, es por eso que los bendigo. Dios sabe lo que hace y si ellos me dispararon será que Dios les tiene algo muy especial para ellos, especial dentro del amor me refiero”.

Me cuesta entender.

-”¿Recuerdas cómo dieron muerte al hijo del carpintero de Belén?, fue azotado, humillado, golpeado, forzado y por último le cruxificaron, al final no murió y sigue vivo. Yo no pasé por tanto y agradezco eso, siempre quise cantar y lo hice hasta el último aliento y no sabes cómo doy gracias por ello. Asi que no lo entiendas, esto es más allá de la comprensión humana, sólo ten la confianza y le fe que Dios hace todo perfecto, ama a quienes tienen a la violencia como su bandera, ama a quienes aún usan las armas como su voz, ama a quienes violentan las formas de la vida. El amor es la única respuesta”.


Me duele que ya no estés, el mundo es triste sin ti.

-”El amor nunca muere, cambia de forma, ahora estoy con mi esposa y mi hija quienes me esperaron con mucho amor. Estoy completo ahora, eso que lo entienda tu alma, tú busca estar completo que por eso Dios nos puso en el camino. Ahora soy más feliz porque experimento el otro lado de la vida. Sigo con ustedes en cada canción, en cada frase, en cada recuerdo y en cada vez que veas una flor, a tus hijos, a tu esposa, al cielo.... No es que el mundo sea más triste, es que sientes que en tu ser hay un hueco por tu tristeza, no te distraigas en ello, sólo fíjate en todo lo que te dije y ese hueco no tendrá más cabida en ti. No me he ido, sigo en sus corazones, vivo en el amor, en el canto, en la poesía y en cada frase cuando dices .”

Gracias por todo, gracias.

-”Sólo me he mudado a casa, cuando tú hagas tu mudanza te darás cuenta de lo precioso de esta morada. Gracias a todos por hacer eco mis canciones, que al final de cuentas no son mías, son de Dios, y al cantarlas nos hacemos uno con El. Amo a la humanidad porque en todos reside la esencia de Dios y no pido perdón de nadie porque el plan de Dios es más grande que yo. No hay ofensa no hay por qué exigir perdón. Gracias a todos por ser Facundo Cabral. He dejado mi semilla en todos ustedes, así que sólo cuídenla y que sus frutos sean del amor, del perdón y de la unión. Hasta pronto.”

ENRIQUE SALAZAR ANDRADE
MEXICO JULIO 10 DE 2011

domingo, abril 3

La tragedia de los 33 mineros chilenos

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Parece que no podía de ser de otra manera. Después de enterarnos de que se está incluso preparando un guion sobre los fatídicos acontecimientos que vivieron los 33 mineros chilenos al ser enterrados sin posibilidades de salir hasta mucho tiempo después, un periodista aprovecha la ocasión para sacar una novela en tono de thriller sobre los acontecimientos ocurridos durante el rescate.

Porque parece, que el periodista Jonathan Franklin , el autor de la novela, tuvo información privilegiada de la situación debido principalmente a que se mezclaba mucho con la población chilena, como cuenta el mismo: "Yo entiendo muy bien la cultura chilena. Además, muchos de los periodistas usaban su automóvil para ir de la ciudad al campamento. Yo iba en autobús, conocía a familiares en el autobús. Se dieron cuenta de que me permitían entrar en todos los lugares".

Esto le valió al autor, mas de una exclusiva para The guardiany The washington Post. Siendo capaz de llegar antes que nadie para terminar reconstruyendo la historia de Los 33. En la novela, construye una historia que nos relata los pensamientos durante los dos meses que estuvieron atrapados en la mina los chilenos. su lucha contra la depresión, la oscuridad y la hambruna.

Según cuenta el autor en unas declaraciones: "Era una cara muy conocida después de diez semanas. Cuando salió Mario Sepùlveda echaron a todo el mundo del hospital y él dijo que me llamaran. Yo estaba en la primera fila. Ni los ayudantes del presidente de Chile, Sebastián Piñera, estaban allí", ha asegurado.

El libro cuenta con una estructura puramente novelesca, a modo de thriller.Nos muestra las vivencias de los mineros alternadas con narraciones de sucesos del exterior, con una perspectiva nunca antes enfocada en este asunto. Además tiene un toque optimista.

"La gente tiene muchos prejuicios, piensa que los humanos se van a matar cuando hay mucho estrés, pero tienen mucha más capacidad. El libro demuestra todo lo bueno que somos capaces de hacer los humanos, que la gente es capaz de alcanzar logros increíbles", ha indicado.

viernes, febrero 4

Venezuela en la Feria Internacional del Libro- Cuba2011


Imagen de muestraLa Habana,4 feb(PL)Los escritores venezolanos tendrán una presencia dominante en la próxima feria cubana del libro, que honrará la literatura de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba).

Con una participación sostenida desde hace varios años, Venezuela estará representada por algunas de sus figuras más conocidas como Luis Britto García (Premio Alba de Las Letras 2010), Laura Antillano y Sol Linares, ganadora del concurso Alba Narrativa el pasado año.

Autores de varias generaciones dialogarán durante 10 días con el público y la periodista e investigadora Eva Golinger presentará una versión actualizada de Enciclopedia de injerencia: La telaraña imperial.

Numerosas casas impresoras de ese país suramericano participarán en la cita editorial, entre ellas El perro y la rana con propuestas como El libro más triste del mundo, de Otilio Carvala, y la antología poética Asalto al cielo.

El programa venezolano incluye dos conferencias de Britto, una de ellas Repercusión mundial de las independencias latinoamericanas, y dos de Antillano, quien presentará el volumen Leer a la orilla del cielo.

Entre las novedades destaca la cooperativa editorial La mancha, cuyo proyecto encabezan Oscar Sotillo, Jannete Rodríguez y Dayana López.

La etapa habanera de la feria será del 10 al 20 de febrero y luego esta se extenderá a toda la isla para concluir en la oriental Santiago de Cuba el 6 de marzo.

ag/may

VIA

domingo, enero 30

Arguedas o todas las formas de ver el Perú

Escribe: Alfredo Herrera Flores | Cultural - 11:15h

En el, ahora, amplio panorama literario y rica cultura peruanos, la presencia de José María Arguedas se ha hecho imprescindible, más aún si se quiere interpretar cualquiera de los espacios en los que el propio ciudadano o poblador peruano es protagonista, más allá del disfrute estético de sus obras literarias. A cien años de su nacimiento y a cuarenta y dos de su trágica muerte, esa presencia ha servido también para observarnos como ciudadanos de un país por demás extraordinario en historia, tradición, sabiduría y todo lo que se puede encerrar bajo el general y amplio concepto de cultura.

Basta repasar la historia literaria de los últimos quinientos años, iniciada por Garcilaso de la Vega y Guamán Poma de Ayala, que sumada a los más de dos mil años de tradición literaria oral (cantos, ritos y leyendas) e iconográfica (textiles, ceramios y tallados) de todas las culturas que se desarrollaron en este territorio que luego se llamó Perú, para entender que la mirada de José María Arguedas es una especie de aguijón imposible de no sentir.

Si bien el escritor andahuaylino es considerado, principalmente, como autor de novelas y poemas, un artista de la palabra, y los críticos y académicos lo han encasillado en la corriente del indigenismo o indianismo, hay otras dimensiones del conocimiento social en el que ha hecho importantísimos aportes, con los que cada vez entendemos mejor nuestra compleja cultura.

La antropología peruana, por ejemplo, le debe mucho a José María Arguedas por los trabajos etnológicos y etnográficos que hizo sobre mitología prehispánica, música popular, folklore, el idioma quechua, la educación popular, historia y costumbres de pueblos andinos, hasta entonces ignorados por la visión “costeña” o centralista del que el Perú aún no puede despercudirse. Resultado de esas investigaciones están la revaloración de expresiones artísticas y rituales como “la danza de las tijeras” o la fiesta patronal en honor a la Virgen de la Candelaria, de Puno.

Al mismo tiempo, el país le debe a Arguedas, una de las miradas, enfoques, puntos de vista más interesantes y sinceras que se tiene de la realidad peruana, no solamente de la etapa que a él le tocó vivir, sino de toda la historia de un país que ha crecido desgarrado por miradas y percepciones divergentes, por la permanente y violenta pugna de culturas y por un proceso de mestizaje muy complejo y de sincretismo cultural único (entendiendo sincretismo cultural como reinterpretación). Pero, tal vez, sea la emotiva manera de retratar el Perú, desde la artística contemplación literaria hasta la estricta percepción científica social, que defendió hasta el último instante de su vida, el mayor aporte que este sencillo hombre provinciano hizo a un país tan entreverado y heterogéneo, tan desangrado y humillado, tan rico y opulento, tan diverso y hermoso, tan sufrido, tan amado.

Sin embargo, así como fue querido y respetado, Arguedas sufrió el artero ataque de quienes no comprendieron, o no quisieron hacerlo, el fondo de su obra literaria y propuesta cultural, lo que terminó sumiéndolo en la depresión, la que ya era parte de su vida íntima desde que, de niño, tuvo que huir de la casa para refugiarse en una alejada hacienda andina para recibir amor. Su vida personal, esa historia interna que lo atormentaba, que fue inseparable de su expresión artística y científica, también tuvo que salir a flote durante su matrimonio, su desempeño como funcionario público, como docente escolar y universitario, como escritor y como amigo, para terminar de carcomer su espíritu que, como él mismo dijo, sobrevivía solo por amor al Perú.

Pero tal parece que hemos ido leyendo la obra de Arguedas y comprendiendo, de alguna manera, la forma cómo él vio el Perú, y no hemos hecho lo que nos ha ido proponiendo en cada una de sus páginas, ver el Perú. Seguimos estudiando, y por supuesto disfrutando la obra de Arguedas, pero no hemos hecho la tarea de percibir al país desde aquellos lados oscuros con los que se manifiesta, sus canciones, danzas, costumbres, ritos y formas de convivencia que son, finalmente, los aspectos en los que se reconoce el espíritu de un país, una nación.

Al decir “lados oscuros” me refiero a que, a pesar de que conocemos y hemos visto muchas manifestaciones culturales, tanto de las grandes ciudades o de las pequeñas comunidades, aún no las hemos hecho nuestras, siguen siendo vistas como “alejadas” o del “interior”, o de las “provincias”, como si se trataran de sucesos de un espacio, un mundo, una cultura ajena a la nuestra. No hay un interés subliminal o subjetivo de presentar los otros rostros del Perú, como dicen los modernos detractores de Arguedas, sino de recordar que el encargo intelectual del autor de “Todas las sangres” fue hacer que aquellos pueblos olvidados y marginados, con todo y su cultura, su pobreza y su historia, puedan sobreponerse a su estado de degradados y continuar su vida al compás de un progreso que no se traduce en riqueza monetaria, sino en calidad de vida.

Difícil de comprender para algunos intelectuales, que no han ido más allá de las páginas de “Los ríos profundos” o “Agua” para encontrarse con un Perú más rico aún, más allá de las montañas y entre los cálidos valles andinos, donde habitan, cantan y bailan y siembran la tierra y saludan a sus dioses y se adornan los sombreros con flores y que esperan tener su oportunidad para ser, también peruanos. Errónea la forma de pensar aquella que dice que ver el Perú desde adentro es no avanzar. “Avanzar” ¿cómo? ¿hacia dónde? Errónea la forma aquella de decir, como muchos “costeños” o “urbanos” impostados que escuchar huayñitos es atraer la pobreza.

La obra de José María Arguedas es un moderno y emotivo fresco de la realidad peruana del siglo veinte, desde donde se puede ver el pasado y proponer el futuro, como lo han hecho los antiguos peruanos en su visión circular del mundo. En “Agua” (1935), en que reúne sus tres primeros cuentos, se manifiesta el conflicto social y cultural en una comunidad andina desde los ojos de un niño; éste se ubica en medio de los “blancos” y los “indios”, abusivos y prepotentes aquellos, y sufridos pero solidarios los últimos; pero sobre todo aparece, como protagonista de la literatura peruana, la cultura andina vista como un espacio en que los hombres viven con los mismos sentimientos y experiencias que en cualquier otra comunidad, costeña, urbana o “moderna”. Este es el primer aporte de Arguedas a la literatura peruana, pasar del indigenismo al indianismo y de ahí al cholismo. Ese niño de los cuentos de “Agua” no es un indio, tampoco un misti, es un cholo.

Luego vendría la novela “Yawar fiesta” (1941), en la que, desde el punto de vista de pobladores mayores de una comunidad, que tienen la cualidad de analizar su propio contexto, se refleja la realidad y los conflictos culturales en los que se desenvuelven las comunidades andinas, las que aún se expresan a través de sus antiguas manifestaciones a pesar de que ya están imbuidas en el ritmo y proceso impuesto por las culturas foráneas.

En “Los ríos profundos” (1958), su obra estilísticamente superior artística y literariamente, Arguedas propone, desde una perspectiva más madura, el conflicto que supone el tránsito de una cultura a otra de un personaje que a la vez transita de la niñez a la adolescencia. Es además una metáfora del tránsito cultural de los pueblos andinos, un proceso de siglos que ha terminado por convertirlos en espacios sociales ambiguos, intermedios, con profundos elementos y manifestaciones ancestrales y a la vez con extraordinarias asimilaciones de la modernidad. Esto es ser cholo. En esta novela, es protagonista también el lenguaje, que en voz de su protagonista, muestra el conflicto del autor por querer expresarse en quechua y castellano, lo que marcará luego una de sus frustraciones: el no poder hacerlo.

En 1961 publica “El Sexto”, novela también autobiográfica ambientada en una de las prisiones más lúgubres de Lima, en la que fue recluido Arguedas por asuntos políticos. Nuevamente aparece el conflicto, el enfrentamiento de clases y grupos sociales, ilustrados a través de la lucha entre el bien y el mal, la violencia y la solidaridad. Es la primera obra literaria de ambientación urbana, o limeña, y la primera en la que Arguedas se expresa totalmente en castellano, sin que esto lo aleje de su punto de vista andino, o provinciano.

Será con la novela “Todas las sangres” (1964) con la que intentará Arguedas concentrar, presentar y entender el mundo andino en toda su dimensión, pero sobre todo intentará que el lector, al que supone leal y solidario, sea quien entienda y asuma ese mundo como propio. Arguedas intenta hacer entender que el país está conformado por todas las razas y culturas y que sus habitantes, herederos de esas razas y culturas, son parte de ese país, por lo tanto se comprenda y asuma esa identidad, unidad y espíritu, como necesarios para concretar una convivencia armoniosa y pacífica. Pero “los analistas, sociólogos y críticos” no lo entienden, por lo tanto los lectores tampoco lo hacen. El mundo de “todas las sangres” seguirá siendo ajeno, un invento, una ficción, una historia que no expresa la realidad.

José María Arguedas escribió más cuentos y recuperó y tradujo leyendas y mitos, también hizo poesía, excelente poesía, publicó sus estudios antropológicos, impulsó la investigación desde sus cargos de director de museos, estimuló la educación en los pueblos andinos, transmitió sus propuestas a través de la docencia universitaria, debatió con escritores e intelectuales de otros países, defendió el arte como punto de partida de la expresión literaria sin dejar de lado la perspectiva personal o autobiográfica, alentó a los jóvenes a estudiar y escribir sin miedo, protegió las ancestrales manifestaciones culturales, pero sobre todo buscó que se trabaje por las comunidades postergadas de todo el país.

Mientras lo atormentaba la idea del suicidio, para escapar de sus problemas familiares y deshacerse de los demonios interiores, desprenderse de sus frustraciones como intelectual y artista, recibió premios y homenajes, fue jurado de premios literarios como el de Casa de las Américas y escribió entre insomnios, pastillas y viajes la novela “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, nueva mirada urbana de la condición humana a través de su experiencia como escritor, investigador y profesor. La novela se publicó en 1971.
Dos años antes, los últimos días de noviembre de 1969, José María Arguedas escribió las últimas notas de su diario y algunas cartas a sus amigos. Era el fin. Agradeció a quienes lo acogieron, quisieron y comprendieron; dio recomendaciones a amigos y alumnos, reflexionó sobre su vida y obra, y dispuso los asuntos finales sobre su sepelio; luego cogió un arma, se encerró en un baño de la Universidad La Molina y mirándose al espejo se disparó en la cabeza. La bala, caprichosa como los dos anteriores intentos de suicidio, y casi como toda su vida, le hizo una mala jugada y le hizo sufrir aún más. Tras cuatro días de agonía murió el 2 de diciembre.

Es decir, se murió pero no. Arguedas se ha mantenido más vivo que nunca. Cuando se habla del mejor escritor peruano del siglo veinte se habla de Vallejo y Arguedas, algunos más premiados y conocidos se molestan, pero así no más es. Arguedas es querido y leído, estudiado y citado, aún no comprendido del todo, es cierto, pero sigue siendo el maestro, el amauta, el apu, el artista peruano por excelencia.

VIA

lunes, enero 24

POLDY BIRD- Y vivir es esto



A veces te preguntas con un nudo en la garganta, si vivir es “esto”.
Y “esto” quiere decir el sacrificio, las cuentas que debes pagar, el sueño a la mañana cuando suena el despertador que te saca de la cama tibia para quemarches al empleo.
“Esto” quiere decir la rutina, los platos por lavar, el vestido que ya no se usa.
“Esto” quiere decir el apuro, la falta de tiempo, la postergación obligada de… tantas cosas que querías tener, que querías hacer…
Y te preguntas si vivir es “esto”, y no miras tus manos, no miras que tus pies descalzos pueden caminar sobre el trébol mojado.
No miras tu cuerpo sano, tus brazos que al cerrarse pueden abrazar a los hijos, al hombre querido, o posarse sobre el hombro de la amiga, del amigo.
Y no hueles hondamente el olor del verano que se acerca.
Y no te metes en los ojos las copas verdes de los árboles callejeros o de las plazas.
Porque vivir también es esto otro: sentir profundamente todo, la pena y la alegría.
Salir de los abismos disparada hacia el cielo, dejar que el alma se nos escape a volar con las alondras, cerrar los ojos, cuando la realidad es dura, y con los ojoscerrados volver a caminar por los senderos que fueron hermosos.
Y luchar. Luchar por lo que amamos.
…Y a veces llorar, como ahora, con estas lágrimas tibias, con estas lágrimas que tienen nuestra temperatura, porque estamos vivos.-

domingo, enero 23

“Los blogs y Facebook se parecen más a diarios íntimos que a revistas literarias”

Por Belén Aliberti,

Abelardo Castillo vive en Buenos Aires, ciudad en la que, pese a lo

que cree la mayoría de sus lectores, nació el 27 de marzo de 1935.

En pleno centro porteño, comparte con Sylvia Iparraguirre, su mujer,

una elegante casa de techos altos y muebles antiguos.

En la entrada, una esclarea. Y en el piso de arriba, dos sillones

savonarola que custodian un tablero de ajedrez; juego que

despierta la pasión del escritor.

Vistiendo una remera de Edgar Allan Poe y sentado en un confortable sillón

bordó, Castillo le cuenta a TN.com.ar qué opina de las nuevas tecnologías,

dónde piensa que se da hoy el encuentro reflexivo que antes tenía lugar

en las revistas literarias, cuáles fueron los autores que más lo marcaron

y qué significa ser escritor.

-De Sur hasta Contorno, pasando por Punto de vista y por las revistas en

las que usted formó parte (El Grillo de Papel, continuada por El Escarabajo

de Oro, y El Ornitorrinco): Esos cruces que antes tenían lugar en

las revistas literarias, ¿dónde se dan hoy?

-“No se dan realmente o tal vez se den en ciertas tertulias donde los

chicos intercambian sus textos. Sin embargo, son tantos los

jóvenes que están como diseminados y es como si no tuvieran un

contacto real el uno con el otro. Las revistas, en cambio, fueron

esenciales para la Literatura. Hoy eso se ha perdido.

Se podría decir que se las está reemplazando a

través de los blogs o de Facebook, pero yo lo dudo

bastante. En realidad, esas publicaciones son

exposiciones muy individuales; en general, parecen

más diarios íntimos que el encuentro reflexivo que se

daba a través de las revistas”.

-Hablando de las nuevas tecnologías, ¿cómo piensa que internet

influye en la labor de un escritor?

-“No sé hasta qué punto los cambios tecnológicos pueden influir

en la tarea del escritor. Creo que en algunos influye más y

en otros menos y que, particularmente, le es más útil a un

ensayista que a alguien que hace ficción porque,

en realidad, lo que internet facilita es el acceso a ciertos

datos. En mi caso, por ejemplo, cuando escribí la novela

El evangelio según Van Hutten, me permitió saber cuál

era la cantidad de cristianos que había en el mundo; cifra

que no había podido encontrar en ninguna enciclopedia.

Ahí entendí para qué está hecha internet; no está hecha

para el conocimiento sino para la información”.

Sylvia entra sonriente al living, con dos cafés y galletitas.

Dulce y amable, resulta simple entender por qué esa

señora rubia cautivó el corazón del escritor.

A ella, Abelardo le dedica todos sus cuentos: “Los ya escritos y los

que aún quedan por escribir pertenecen a un solo libro

incesante y a una mujer. A Sylvia”.

Y también por ella, confiesa, dejó el alcohol, vicio que lo acompañó

hasta sus 40 años. “Un día tomé la decisión y lo logré. Sylvia no creía

que iba a dejarlo pero lo hice y me fue fácil porque aunque

era alcohólico, no me gustaba la bebida sino el efecto que

ella producía en mí”, recuerda el intelectual. Según cuenta,

tomó la decisión durante el verano de 1974, en San Pedro,

ciudad ubicada a 164 kilómetros de Buenos Aires, en la que

se crió Abelardo y donde, actualmente, vive su familia.

Las huellas de Arlt, Borges y Marechal

A pocos días de cumplir 76 años, Abelardo sigue dedicando sus noches a

pluma y, pese a ser él uno de los escritores más reconocidos de Latinoamérica,

admite que la labor del literato no se valora.

“No creo que el trabajo del escritor tal como yo lo entiendo esté valorado

y tampoco sé si es necesario que lo esté porque la escritura no es

un oficio. No se trabaja de escritor, se es escritor”, explica.

Y ese camino, entiende, empieza a recorrerse de chico:

“Los libros que más nos marcan son los que leemos en

nuestra adolescencia”.

En su caso particular, Edgar Allan Poe y Jean-Paul Sartre son quienes

más la influenciaron. Y, entre los escritores del Siglo XX, destaca

la injerencia que sobre él tuvieron Roberto Arlt,Jorge Luis Borges

y Leopoldo Marechal.

Castillo advierte, sin embargo, que el hábito se adquiere de chico:

“La lectura no se puede incentivar desde las grandes novelas,

sino que empieza realmente con las revistas de historietas

y los libros de aventura”. Por eso, sostiene, la tarea de incentivar

la lectura es hoy en día aún más complicada porque todo eso

“parece haber sido reemplazado por la computadora”.


VIA

jueves, enero 20

Caperucita Roja, en 140 caracteres

Un sitio web propuso un original concurso a sus lectores: escribir una versión del tradicional cuento en el mismo espacio que un mensaje permitido en Twitter. La iniciativa fue un éxito: hubo más de 650 historias.


En Twitter: @ignacioortelli


"Un silencio vale más que mil palabras", reza el refrán, en muchos casos con razón. Ahora bien, ¿cómo decir todo en 140 caracteres? Ese desafío que implica usar Twitter motivó a un sitio web de cuentos a lanzar un concurso para sus lectores. La propuesta consistió en que realizaran una versión libre de Caperucita Roja en el mismo espacio que brinda la red social a sus usuarios para enviar mensajes. Para sorpresa de sus creadores, los periodistas Juan José Panno y Mónica Pano, la iniciativa fue todo un éxito. "Nos llegaron más de 650 obras", cuenta con mucha satisfacción Panno, fundador y codirector de las escuelas de periodismo Tea y Deportea.

"La idea de este concurso surgió para celebrar que abrimos un perfil de la página (Cuentosymas.com.ar) en Twitter. Pensábamos que la respuesta iba a ser chica, nunca imaginamos que íbamos a recibir más de 600 textos. Fue sorprendente. Seguramente influyó que el tema fue Caperucita, que es una historia muy conocida por todos y permite jugar en torno de ella e imaginar las situaciones más disparatadas", explica Panno a Clarín.com.

El concurso prendió tanto que incluso dos personas decidieron subir la apuesta y enviaron 140 versiones distintas de Caperucita Roja. "Lo que provoca generalmente la microficcion es ganas de leer otras cosas, es una puerta de entrada a la lectura. Uno no puede pasarse la vida leyendo sólo microficción, pero tampoco puede renegar de eso. Es un género que puede resultar divertido y que además exige una cierta preparación del lector porque muestra la punta del iceberg y para entender el juego hay que tener conocimientos previos".

Si la Caperucita Roja cuenta con innumerables versiones, esta propuesta hizo sumar unas cuantas más. Desde historias con ribetes cómicos hasta algunas lúgubres, pasando por las infaltables románticas e, incluso, policiales y sexuales. "Hay un montón de historias de amores cruzados: el Lobo con La Abuela, La Abuela con el Leñador, el Leñador con Caperucita. Mucha gente lo agarró por el lado del romanticismo y del erotismo", repasa Panno.

Además de la cantidad de participantes, a Panno lo sorprendió la diversidad de países representados en el concurso. "Nos escribieron desde México, Honduras, Puerto Rico, Venezuela, y Chile. También de España, donde la minificción tiene mucho peso", destaca.

El crecimiento de internet facilitó el acceso a la lectura, una de las herramientas más recomendadas para contrarrestar los errores de ortografía. Pero, en contrapartida, la necesidad de sintetizar, ya sea por espacio (en las redes sociales) o por el cansancio que puede provocar mantener prolongadas conversaciones de chats, hizo que el lenguaje escrito se deformara, especialmente en el ciberespacio. Así, es común encontrar abreviaturas o palabras escritas con distintas letras que permiten "ahorrar" caracteres. En este aspecto radica la otra satisfacción de Panno. "No encontré errores de ortografia y casi ninguna abreviatura", asegura.

Las obras, que se pueden leer en el sitio, serán analizadas por el jurado compuesto por los escritores Juan Sasturain y Sandra Bianchi. Y para el ganador habrá un premio que estimula a sumergirse más en la lectura: los Cuentos Completos de Julio Cortázar, tomos 1 y 2, de la Editorial Alfaguara.

Para consuelo de quienes se quedaron afuera del concurso de Caperucita,Cuentosymas.com.ar tiene un nuevo desafío para sus lectores: redactar una carta o un relato acerca de Papá Noel en no más de 600 caracteres. A pensar y escribir...

Libros 2011: apuestas nacionales fuertes y traducciones importantes

Habrá nuevos libros de Murakami, Sarlo y Guillermo Martínez. Y las Obras Completas de Juan Gelman

Desde traducciones de consagradísimos en el globo entero como Michel Houellebecq y Haruki Murakami, hasta algún sorprendente debut literario, pasando por una novela ¡inédita! de Silvina Ocampo, este año promete una gran diversidad. Empecemos:
Argentina mon amour

Lo más esperado de la temporada probablemente será La promesa (Sudamericana): una novela inédita de una de las próceres de la literatura argentina del siglo pasado, Silvina Ocampo. Según la describió Ernesto Montequin, a cargo de su archivo, en una nota publicada en este diario, se trata de “una ficción concéntrica narrada por una náufraga que se confiesa analfabeta y, para ahuyentar a la muerte mientras flota en el mar, hilvana una suerte de diccionario de recuerdos con historias que se entrecruzan”.
Además, Alfaguara seguirá publicando la obra de Tomás Eloy Martínez.

De nuestros contemporáneos ya consagrados, se publicarán los Cuentos reunidos (Simurg) de Alberto Laiseca y las Crónicas (Adriana Hidalgo) de Hebe Uhart. Yo también tuve una novia bisexual (Planeta) será la novedad de Guillermo Martínez; La casa del dios oculto (Edhasa), la de Luis Guzmán y sale Un yuppie en la columna del Che Guevara, una novela de Carlos Gamerro que también editará Edhasa y promete humor.
Liliana Bodoc vuelve con Relatos de los confines (Suma de Letras), vinculada a su hermosa saga del mismo nombre. Juan Martini cerrará su trilogía sobre Eva Perón con Cine 3. La inmortalidad (Eterna Cadencia).

Sergio Bizzio sigue escribiendo como loco y sale con dos libros: En esa época y Un amor para toda la vida (Mansalva). De Edgardo Cozarinsky llega La tercera mañana (Tusquets). Y Lucía Puenzo saldrá con Wakolda (Emecé).

Consagrado pero casi secreto, Ricardo Strafacce, autor de una espectacular biografía de Osvaldo Lamborghini, verá publicada su Bula de lomo en Spiral Jetty. De los emergentes, Lola Arias publicará cuentos en Emecé y Pablo Katchadjian apuesta doble: Gracias (Blatt & Ríos) y Mucho trabajo (Spiral Jetty). Y Rodolfo Demarco es un inédito que estamos en condiciones de afirmar que dará que hablar con su novela Bombiya macabra (Blatt & Ríos).

La poesía festejará: la Obra Completa de Juan Gelman verá la luz en Emecé. Menos conocido pero igual de grande, Jorge Leónidas Escudero tendrá por fin su Poesía Completa (Ediciones en Danza). Y el poeta Jorge Aulicino –editor de Revista Ñ– verá sus Obras Reunidas en Bajo la Luna y su traducción de La Divina Comedia en una edición especial de Gog y Magog. La otrora punta de la poesía joven, Fernanda Laguna, tendrá también sus Obra Reunida en editorial Mansalva.

De la teoría al periodismo

El año tendrá dos novedades de la crítica Beatriz Sarlo: Lo que queda (Sudamericana) y Sobre Benjamin (Siglo XXI). De Benjamin tendremos una maravilla: por primera vez se traduce al castellano su correspondencia con Gretel Adorno, la mujer del filósofo, una de las apuestas más fuertes de Eterna Cadencia, que también reeditará un libro que lleva 30 años agotado, La dialéctica negativa, de Susan Buck-Mors, la biblia de la Escuela de Frankfurt.
Los amantes de la crónica tendrán más novedades en la colección que edita María Moreno.
Otros dos puntos fuertes serán A la sombra de las dictaduras (Fondo de Cultura Económica), del teórico de la democracia Alain Rouquié y ¿Por qué tanto odio? de la psicoanalista Elizabeth Roudinesco. Para festejar, uno nuevo de Agamben en Adriana Hidalgo: Desnudez.
De la prestigiosa Griselda Gambaro, Norma editará textos periodísticos y de opinión en Al pie de página. Notas sobre la sociedad, la cultura y la política.
El pasado traumático del país seguirá siendo revisitado: Marcelo Larraquy termina su Historia de la violencia política argentina (Aguilar), Vera Carnovale publica su estudio El ERP (Siglo XXI) y Carlos Clavo cuenta algunas hazañas de Bussi en su Los mendigos y el tirano (Aguilar).
Historiadores y aficionados celebrarán la aparición de un nuevo libro de Hayden White en Eterna Cadencia. Otras miradas de la historia llegarán con Felipe Pigna, que publicará un nuevo libro sobre las mujeres en la historia en Planeta. Daniel Balmaceda vuelve con más Romances turbulentos en Norma y Cristina Civale con décadas de juerga en Las mil y una noches. Una historia de la noche porteña (Marea). Mientras tanto, Juan José Sebreli se mete con la aristocracia ganadera en La saga de los Anchorena.

La legión extranjera

Del japonés más popular de Occidente, Haruki Murakami, Tusquets traduce 1084. Con más de un millón de ejemplares, Murakami fue el más vendido en su país en 2009.

También de Japón, famosa y en Tusquets, Banana Yoshimoto verá en nuestro idioma su Recuerdos de un callejón sin salida. De Francia y en Anagrama, lo nuevo de Michel Houellebecq: El mapa y el territorio, ganador del Goncourt 2010. La misma editorial publicará lo ultimo de Amélie Nothomb, Viaje de Invierno.

El también francés y Nobel J. M. Le Clézio, verá traducida su novela Revoluciones en la editorial argentina Adriana Hidalgo. Y del escritor de culto Georges Perec, Libros del Zorzal publicará en nuestro país El arte y la manera de abordar a su jefe de sector para pedirle un aumento.
John Berger analiza la esencia del terrorismo y el drama del desarraigo en su Con la esperanza entre los dientes, que publicará Alfaguara.
De Ian McEwan, Anagrama traducirá Solar. De la maestra del cuento irlandesa Claire Keegan llegará una nouvelle, traducida por Eterna Cadencia.
Del inglés también se traducirán textos de otros grandes, de los que mencionaremos a algunos norteamericanos: Diarios, de Susan Sontag (Mondadori), Aves del paraíso (Alfaguara) de Joyce Carol Oates, Demasiada felicidad (Lumen) de la canadiense Alice Munro y Némesis (Mondadori) de Philip Roth. Y uno del que para muchos es el más grande: Tusquets pondrá en nuestras librerías Vicio propio, de Thomas Pynchon.

Este año también podremos leer a la más famosa y premiada de los escritores finlandeses: Sofi Oksanen. Salamandra publicará su novela Purga. De la también boreal Islandia llegará Las mascotas (Bajo la Luna), de Bragi Ólafsson, poeta y narrador que fue bajista de los Sugarcubes, la banda de Björk de los ‘90.

A partir de este año, la remota Corea nos va a quedar más cerca: editorial Bajo la Luna lanza una biblioteca de literatura de ese país bajo la dirección del escritor argentino Oliverio Coelho. Empiezan con un libro de ensayo, dos de poesía y uno de narrativa.
Chico Buarque y Luiz Ruffato son los brasileños más notables de los que tendremos novedades: del músico, Salamandra publicará Leche derramada. Y del muy premiado Ruffato, Estuve en Lisboa y me acordé de vos (Eterna Cadencia).

Iberoamérica también tendrá lo suyo: aparecerá El principio del placer y otros cuentos (Tusquets) de José Emilio Pacheco, el enorme escritor mexicano que ganó el Premio Cervantes en 2009. También llegará Todo está perdonado, la novela con la que el español Rafael Reig, ganó el último Premio Tusquets de Novela. Y la popular Rosa Montero estrena novela: Lágrimas en la lluvia (Seix Barral).
En síntesis, un año con novedades para todos los gustos.

"Todos tratan de entretener al lector"

Es uno de los escritores argentinos más originales. Cree que una buena literatura tiene que proponerse traducir su visión del mundo en términos de matización de la realidad, no de blanco y negro. Aquí habla de su obra, de Bolaño, Walsh y Chávez.
Por Marcelo Gioffré
Para LA GACETA - Nueva York (EE.UU.)

Conversando sobre literatura argentina, Martín Kohan me indicó, como uno de sus autores predilectos, a Sergio Chejfec. Beatriz Sarlo ya había dicho de él: "hice mis apuestas sobre su sorprendente y a veces inexplicable originalidad". De manera que abordé sus libros con el entusiasmo que correspondía a recomendaciones tan estimulantes. No se trata de un escritor complaciente con el lector, pero para quien disfruta del lenguaje los textos de Chejfec son una fiesta. Nos citamos mediante un intercambio de e-mails y el encuentro se produjo en el bar de un hotel del Soho, en Nueva York, una mañana muy fría. Entró con abrigos y gorrito de lana calzado a su cabeza. Lo reconocí en el acto, pese a las sucesivas capas textiles que funcionaban como Troyas térmicas superpuestas: después de todo, para mí no era una verdadera cita a ciegas, pues las fotos de solapa de sus libros operaban como tranquilizadoras contraseñas.

- ¿Cuánto hace que vivís en Nueva York?
- Aquí estoy desde el 2005. Me fui de la Argentina a mediados de 1990, estuve en Venezuela y en el 2005 vine a Estados Unidos; primero pasé medio año en Nueva Jersey y después vine a Nueva York.

- ¿Por qué elegiste Nueva York?
- Me hubiera gustado elegir Nueva York, pero no la elegí: por una serie de cuestiones entre laborales y familiares, terminamos viviendo aquí con mi mujer.

- Alan Pauls, que estuvo trabajando este año en Princeton, dice que en Nueva York hay una actitud muy drástica de los mozos de los restaurantes, según la cual una vez que pagaste desaparecés, quedás extinguido como par. ¿Qué opinás?
- Cuando pagás ya terminaste con una transacción que se suponía que ibas a realizar. En Nueva York hay una pelea silenciosa por el espacio, es muy notorio, la gente vive en apartamentos pequeños, es una ciudad congestionada, todo muy denso, las mesas son pequeñas, los restaurantes y bares están siempre llenos. No diría que dejás de ser un ser humano, más bien son sitios donde está puesto muy de manifiesto que era simplemente una transacción. En la Argentina también hay instancias en que uno se despersonaliza. En la Argentina hay momentos de falta de conexión: todo lo que tiene que ver con la invisibilidad de los sectores postergados por parte de las clases medias y altas, la cuestión racial... Hay grandes momentos en que Buenos Aires se transforma en una máquina de discriminar.

- ¿A quién se discrimina en Buenos Aires?
- En especial a los villeros, a los que son llamados negros. Se los llama negros villeros.

- ¿Se discrimina más que acá?
- Aquí hay una segregación menos cínica. Aquí hay una discriminación pero en la medida que desde el Estado se le reconoce a uno la pertenencia a una minoría se articulan medidas para compensar, que son maneras de sincerar una serie de cosas, una manera de colocar al Estado en el punto donde está llamado a dirimir las cosas. En el modelo latinoamericano, que sigue el modelo francés, nos enseñan desde el colegio que hablar de diferencia racial es racista, entonces somos educados según valores respecto de los cuales toda señal de diferencia es racismo, pero vivimos en una sociedad que cotidianamente ejerce ese racismo. Eso es profundamente cínico. Aquí hay una forma de racismo admitido y eso es menos hipócrita, más razonable.

- Vos viviste muchos años en Venezuela, ¿qué es el fenómeno Chávez?
- Chávez representa un intento de restauración militar en América latina. No se lo ve en esos términos: habitualmente no te encuentras con ese tipo de diagnóstico, pero si uno ve la historia moderna de Venezuela, cuando en los años 60 y 70 los países latinoamericanos estaban plagados de gobiernos militares, en Venezuela había un sistema político más o menos estable, un sistema bipartidista, y recién cuando se produce cierta estabilización democrática en el continente es Venezuela la que se descompone completamente. El de Chávez es, además, un gobierno bastante inepto según sus propios presupuestos políticos y económicos: durante 11 años en el poder, en los que controla el Poder Legislativo, el Poder Judicial y toda la vida económica, ha mejorado casi nada los estándares de vida de las clases populares.

- Entonces, ¿por qué aún tiene consenso entre alguna parte de la población?
- Es muy carismático, produjo un corte muy profundo, le dio identidad a grandes sectores populares que no tenían identificación política, entonces el anclaje es muy fuerte. Pero es un gobierno muy despilfarrador. Despilfarrador de recursos económicos, de petróleo, pero también de recursos políticos, sociales, humanos; es visible cómo migran muchos profesionales de Venezuela. Es un gobierno despilfarrador en términos retóricos, de ahí esa profusión verbal que tiene Chávez. Uno de los signos más raros del chavismo es esa especie de dispendio que termina siendo absolutamente entrópico, un consumo voraz de palabras y petróleo. Durante muchos años de chavismo, el petróleo estuvo muy alto y entró mucho dinero y no ha habido un programa de reformas consistente con ese dinero que entró.

- ¿Y ves a los Kirchner como parecidos?
- En absoluto. El gobierno K es un gobierno suizo al lado de Chávez, no hay ni punto de comparación.

- Cuando saliste de la Argentina, ¿aún no tenías visibilidad como escritor?
- Cuando yo me fui de la Argentina, en mayo de 1990, hacía una semana que había salido mi primera novela, Lenta biografía, de manera que yo era escritor sólo para buena parte de mis amigos.

- ¿Habías tenido otros oficios?
- Sí, diversos oficios que llegan a componer una especie de simulacro de sueldo. Entre una y otra cosa te vas bancando.

- Justamente uno de los ejes temáticos de Roberto Bolaño, que es un boom aquí, es cómo se las rebusca un escritor para sobrevivir. ¿Pensás que Bolaño está sobredimensionado?
- Es difícil saber. La fuerza de los aparatos de promoción es tan grande que aun en el caso de la sobrepromoción eso produce un efecto de realidad frente al cual la idea de "sobre" está de más. Se ha convertido en una especie de ícono, de nueva versión de lo que tiene que ser el escritor latinoamericano visto desde parte de Europa o desde los Estados Unidos. Hay cosas de Bolaño que te pueden gustar más o menos, pero es más interesante como fenómeno. Bolaño pasa a ser una nueva versión de America latina legible, un amarre alrededor de cierta geografía. Mientras en otros escritores hay un registro personal y nacional, en Bolaño hay una identidad latinoamericana en la superficie del texto, en los 90 él trataba de representar a América latina como conjunto cuando nadie se preocupaba por hacerlo.

- ¿Qué libros te gustan de Bolaño?
- Hay algunos cuentos en Putas asesinas, y uno especialmente que se llama Lentos atardeceres en la tierra con el cual me engancho mucho, no es un tono con el que me sienta incómodo. No me gusta el Bolaño canchero, autosuficiente, arrogante. El Gaucho insufrible está entre lo que menos me gusta. Me gusta más el Bolaño sencillo, que intenta describir y contar una experiencia del pasado respecto de la cual no tiene mucha certeza, solamente una memoria un poco desleída.

- Tu literatura se inscribe en una búsqueda del erotismo del lenguaje, y en la Argentina podríamos pensar en dos tradiciones: una vinculada a Juan José Saer, que se ramifica hoy en día en Alan Pauls o en tu caso, y otra que estuvo más vinculada a Bioy Casares, que hoy se extendería por ejemplo en Guillermo Martínez, y que apunta más al argumento, a entretener al lector. Entretener al lector, ¿te parece algo irrelevante?
- Todos tratan de entretener al lector. Cualquier libro es un contrato de comunicación y la literatura debe ser persuasiva, en el sentido de que el lector debe creer que en lo que está leyendo anida alguna parte de verdad. Es una discusión que no me inspira mucho atractivo, básicamente porque hay autores que escriben de manera muy diferente de como escribo yo y que me gusta mucho leer, es el caso de Bioy Casares. No sé muy bien dónde está la diferencia. A lo mejor la diferencia radica no tanto en la primacía de la trama, sino en cómo se representan los matices. Puede haber literaturas que no le dan importancia al argumento, divagantes, reflexivas, morosas, que desprecian el avance de la acción, y puede ocurrir que esas literaturas estén escritas a espaldas de los matices. Una buena literatura tiene que ser una literatura que se proponga traducir su visión del mundo en términos de matización de la realidad, no de blanco y negro, una literatura que no te diga esto es así, yo lo entiendo, entonces aquí te estoy ofreciendo un pedazo de realidad claro. No me gusta lo asertivo en la literatura, ni los escritores que están muy seguros de sí mismos. La literatura es mejor cuando alude a la realidad y no cuando la interpreta.

- Vos en tus libros no te planteas una historia.
- No me planteo una historia, es verdad, me planteo una serie de puntos, de temas, escenas casi teatrales que me parecen ricas para explorar.

- En tu novela El Aire, que es de 1992, ¿el tema es la espera?
- El tema es la espera, el tema es el abandono, el amor, la pareja, Buenos Aires. No me gustan las novelas que tienen un único tema.

- ¿Por qué el personaje de El Aire tenía obsesión por medir todo?
- Porque era una manera de creer que tenía controlada una realidad que se le escapa, una realidad que se desmorona, era una manera de apresarla. Buenos Aires es una ciudad que se está disgregando…

- Allí aludís a la tugurización de los techos de Buenos Aires. ¿Eso lo viste en algún lugar?
- Era completamente anticipatorio del menemismo. El último departamento donde viví en Buenos Aires, en San Cristóbal, era un sexto piso y veía edificios más bajos que poco a poco iban poblándose de viviendas precarias en los techos.

- ¿Qué pensás de los escritores como Haroldo Conti o Paco Urondo, que en los 70 casi podríamos decir que abandonaron la literatura por la militancia?
- No sé si la abandonaron. No sabemos, si hubieran seguido vivos, si habrían regresado a la literatura. A mi me interesa cómo se traduce eso en la literatura. Conti es un escritor fascinante, tiene novelas como Sudeste, como En vida, o cuentos como Todos los veranos, que son muy buenos. Mascaró es una novela bastante fallida, pese a que se la levanta porque vendría a representar una veta alegórico política. A mi me interesa qué se produce en el escritor cuando la serie política parece intervenir su literatura. Rodolfo Walsh privilegia la literatura testimonial, periodística, por una suerte de compromiso político, pero si lees sus diarios ves que siempre lo acompaña una culpa o una nostalgia por no haber escrito la novela burguesa, como la llamaba él, una novela como las de Cortázar. Ese gesto me gusta observar y analizar, porque probablemente si Walsh se hubiera puesto a escribir una novela burguesa le habría salido mal: él estaba llamado a escribir ese tipo de textos testimoniales.

- ¿Qué estás escribiendo ahora?
- Estoy escribiendo varias cosas a la vez. Pero estoy dándole más importancia a una novela que se llama La experiencia dramática. Hay algunos autores que no quieren decir los títulos porque tienen miedo de que se desmorone todo, a lo mejor tienen razón y después de este momento yo voy a estar completamente bloqueado para seguir escribiendo por haber confesado el nombre.
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Marcelo Gioffré -
Abogado, periodista y escritor.