En El sueño del celta, el peruano resume aquellas dos cualidades que lo impusieron entre sus competidores en la carrera por el galardón: la estética de su escritura y la impronta de su lucha por los derechos humanos
Entre el Congo, el Amazonas e Irlanda transcurre la vida de Roger Casement, el cónsul británico que el flamante ganador del Premio Nobel de Literatura,
Mario Vargas Llosa, eligió como protagonista de su novela El sueño
del celta, recién lanzada en España y Latinoamérica.
Cuatro años después de su anterior novela, Travesuras de la niña mala, el escritor peruano-español decidió abordar en clave de ficción las peripecias de Casement, el diplomático defensor de los derechos humanos que terminó militando activamente en la causa del nacionalismo irlandés.
"No me acuerdo cuando descubrí este personaje, pero sí que fue al leer una biografía de Joseph Conrad. Al principio me despertó la curiosidad, sobre todo porque vi que había estado en la Amazonia, en el Perú amazónico. Empecé a buscar materiales sobre él y cuando me quise dar cuenta ya me había atrapado", aseguró Vargas Llosa.
Casement (1864-1916) fue cónsul británico en el Congo Belga (actual República Democrática del Congo) y dedicó dos décadas de su vida a denunciar las atrocidades del régimen de Leopoldo II en el país africano.
Tras su actuación en el Congo, el gobierno británico le encomendó investigar la situación de los indígenas que trabajaban en la extracción del caucho en la Amazonia, zona fronteriza entre Colombia y Perú.
El sueño del celta, publicada por Alfaguara, comienza en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, una mañana de 1916: en ese lapso irrumpen las aventuras deldiplomático, presentado al mismo tiempo como héroe y villano, traidor y libertario.
Casement llevó una vida vinculada al nacionalismo irlandés, a pesar de que en su juventud había estado muy identificado con el Imperio Británico, convencido de que llevaba el progreso y la civilización a los países que colonizaba.
De los viajes que el diplomático realizó al Congo Belga y a la Amazonia peruana quedaron dos informes memorables que conmocionaron a la sociedad de su tiempo: en ellos se revelaba cómo los “civilizados europeos”, en nombre del comercio, la civilización y el cristianismo cometían las peores barbaries.
Estos dos viajes y lo que allí vio transformaron a Casement para siempre, haciéndolo emprender otra travesía, en este caso intelectual, que lo llevó a enfrentarse a una Inglaterra que admiraba y a militar activamente en la causa del nacionalismo irlandés.
En su nueva obra, Vargas Llosa presenta a través de 460 páginas al diplomático como un aventurero, como un idealista que toca la maldad humana en su estado más puro y termina atrapado en sus propias contradicciones.
A su paso por el Congo y Perú, el protagonista realiza un hallazgo alarmante: las selvas amazónicas, donde Brasil, Perú y Colombia se encontraban, eran un infierno verde en el que se repetían, casi calcadas, las monstruosidades que había visto en África.
Según la novela, el cónsul descubre cómo mientras en el Congo las víctimas eran los negros, en América corrían la misma suerte los indios, como si la codicia de los explotadores generara automáticamente una sola y sangrienta manera de someter a los trabajadores.
Tras varios meses en prisión, el diplomático termina condenado a muerte acusado de traición tras un juicio que conmueve a la sociedad inglesa por la difusión de unos diarios íntimos donde supuestamente el cónsul relataba escabrosas aventuras homosexuales, y cuya autenticidad sigue siendo una incógnita.
“Casement es un personaje que incomoda mucho a los propios irlandeses, porque hay toda una leyenda muy controvertida sobre supuestas prácticas sexuales homosexuales que se le atribuyeron, nunca se sabe si con una base de realidad o como parte de una operación de la inteligencia británica para desprestigiarlo", explica Vargas Llosa.
El autor de Conversaciones en la catedral se vale de la historia del diplomático para contar una realidad dolorosa, a partir de una narrativa que vincula múltiples diálogos, como reminiscencias de los cronistas de Indias, los libros de viajes de los siglos XIX y XX, y, sobre todo, giros que evocan a El corazón de las tinieblas, de Conrad.
La novela sale al mercado con una tirada inicial de medio millón de ejemplares, de los cuales 250.000 irán destinados a España y el resto a Latinoamérica.
Fuente: Télam
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