sábado, febrero 28

BUESA JOSE ANGEL



José Angel Buesa llega a este mundo un 2 de septiembre de 1910. En Cruces, ciudad de la antigua provincia de Las villas, ahora Cienfuegos, Cuba.

Su precocidad lo lleva a incursionar en la poesía a los 7 años de edad, que es cuando empieza a escribir sus primeros versos. Al llegar a la adolescencia, marcha a Cienfuegos a continuar sus estudios en el Colegio de los Hermanos Maristas. La gente, los cañaverales, y todo el medio ambiente de Cienfuegos, ejerce un embrujo en el alma del poeta y este empieza a plasmar en sus versos la magia destelleante del paisaje que lo rodea. Aun joven, deja a Cienfuegos para irse a trabajar a la Habana, donde la rutina de su empleo le da tiempo para tomar parte activa en los grupos literarios existentes en aquel entonces.

Por ese entonces empieza a publicar sus libros, Sus principales obras son: La fuga de las horas (1932), Misas paganas (1933), Babel (1936), Canto final (1936), Oasis, Hyacinthus, Prometeo, La Vejez de Don Juan, Odas por la Victoria y Muerte Diaria (todas de 1943), Cantos de Proteo (1944), Lamentaciones de Proteo, Canciones de Adán (ambas de 1947), Poemas en la Arena, Alegría de Proteo (ambas de 1948), Nuevo Oasis y Poeta Enamorado (1949).

Buesa se ve obligado a abandonar cuba para empezar una peregrinacion por varios paises, España, Islas Canarias El Salvador, y Santo Domingo Republica Dominicana donde muere en 1982.

viernes, febrero 27

Benedetti Mario. Todavìa




















No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.

Obra: "La vida desde la ventana"
de Mercedes Garcìa Bravo

lunes, febrero 16

ELAL






Dicen los tehuelches que la Patagonia era sólo hielo y nieve cuando el cisne la cruzó, volando, por primera vez. Venía de más allá del mar, de la isla divina donde Kóoch había creado la vida y donde había nacido el pequeño Elal, a quien cargó sobre su blanco lomo hasta depositario sano y salvo en la cumbre del cerro Chaltén.
Dicen también que detrás del cisne volaron el resto de los pájaros, que los peces los siguieron por el agua y que los animales terrestres cruzaron el océano a bordo de unos y de otros. Así la nueva tierra se pobló de guanacos, de liebres y de zorros; los patos y los flamencos ocuparon las lagunas y surcaron por primera vez el desnudo cielo patagónico los chingolos, los chorlos y los cóndores.
Por eso Elal no estuvo solo en el Chaltén: los pájaros le trajeron alimentos y lo cobijaron entre sus plumas suaves. Durante tres días y tres noches, permaneció en la cumbre, contemplando el desierto helado que su estirpe de héroe transformaría para siempre.
Cuando Elal comenzó a bajar por la ladera de la montaña le salieron al encuentro Kokeske y Shíe, el Frío y la Nieve. Los dos hermanos que hasta entonces dominaban la Patagonia lo atacaron furiosos, ayudados por Máip, el viento asesino. Pero Elal ahuyentó a todos golpeando entre sí unas piedras que se agachó a recoger, y ése fue su primer invento: el fuego.
Cuentan que Elal siempre fue sabio, que desde muy chiquito supo cazar animales con el arco y la flecha que él mismo había inventado. Que ahuyentó al mar con sus flechazos para agrandar la tierra, que creó las estaciones, amansó las fieras y ordenó la vida. Y que un día, modelando estatuillas de barro, creó a los hombres y las mujeres, los tehuelches. A ellos, a sus Chónek, les confió los secretos de la caza: les enseñó a diferenciar las huellas de los animales, a seguirles el rastro y a poner los señuelos, a fabricar las armas y a encender el fuego. Y también a coser abrigados quillangos, a preparar el cuero para los toldos hasta dejarlo liso e impermeable... y tantas, tantas otras cosas que sólo él sabía.
Cuentan que hasta la Luna y el Sol están donde están por obra de Elal, que los echó de la Tierra porque no querían darle a su hija por esposa. Y que el mar crece con la luna nueva porque la muchacha, abandonada por el héroe en el océano, quiere acercarse al cielo, desde donde su madre la llama. Y también que si no fuera porque una vez, hace muchísimo tiempo, cuando hombres y animales eran la misma cosa, Elal castigó a una pareja de lobos de mar, no existirían el deseo ni la muerte. Finalmente Elal, el sabio, el protector de los tehuelches, dio por terminados sus trabajos. Dicen que un día, poco antes del amanecer, reunió a los chónek para despedirse de ellos y darles las últimas instrucciones. Les anunció que se iba, pidió que no le rindieran honores pero sí que transmitieran sus enseñanzas a sus hijos, y éstos a los suyos, y aquéllos a los propios, para que nunca murieran los secretos tehuelches. Y cuando ya asomaba por el horizonte, Elal llamó al cisne, su viejo compañero. Se subió a su lomo y le indicó con un gesto el este ardiente. Entonces el cisne se alejó del acantilado, corrió un trecho y levantó vuelo por encima del mar.
Inclinándose sobre el ave que lo llevaba y acariciando su largo cuello, Elal le pidió que le avisara cuando estuviera cansado. Cuando el cisne se quejaba, Elal disparaba una flecha hacia abajo, y con cada flechazo surgía en el agua una isla donde era posible posarse a descansar.
Dicen que varias de esas islas se distinguen todavía desde la costa patagónica, y que en alguna de ellas, muy lejos, adonde ningún hombre vivo puede llegar, vive Elal. Sentado frente a hogueras que nunca se extinguen, escucha las historias que le cuentan los tehuelches que, resucitados, llegan cada tanto para quedarse con él, guiados por el magnánimo Wendeunk.

Fuente: Leyendas de la Patagonia, Arnoldo Canclini compilador, Ed. Planeta.

Kooch, el creador de la Patagonia ( mito Tehuelche)





Hace muchísimo tiempo no había tierra, ni mar, ni sol... solamente existía la densa y húmeda oscuridad de las tinieblas. Y en medio de ella vivía eterno, Kóoch.
Un día Kooch se sintió muy solo y se puso a llorar. Y con su llanto se formó el mar, el inmenso océano donde la vista se pierde. Cuando Kóoch dejó de llorar y suspiró. Y ese suspiro fue el primer viento, que empezó a soplar constantemente, abriéndose paso entre la niebla y agitando el mar. En medio del agua y envuelto en la oscuridad, deseó contemplar el mundo que lo rodeaba. Se alejó un poco, levantó el brazo, y con su mano originó una chispa, y que esa chispa se convirtió en el sol, Xáleshen. El sol formó las nubes, que de allí en más se pusieron a vagar por el cielo y el viento las empujaba a su gusto, a veces suavemente, y a veces en forma tan violenta que las hacía chocar entre sí. Entonces las nubes se quejaban con truenos retumbantes y amenazaban con el brillo castigador de los relámpagos. Luego Kóoch se dedicó a su obra maestra. Primero hizo surgir del agua una isla muy grande, y luego dispuso allí los animales, los pájaros, los insectos y los peces. Y el viento, el sol y las nubes encontraron tan hermosa la obra de Kóoch que se pusieron de acuerdo para hacerla perdurar: el sol iluminaba y calentaba la tierra, las nubes dejaban caer la lluvia bienhechora, el viento se moderaba para dejar crecer los pastos... la vida era dulce en la pacífica isla de Kóoch. Entonces el Creador, satisfecho, se alejó cruzando el mar. A su paso hizo surgir otra tierra cercana y se marchó al horizonte, de donde nunca más volvió. Y así hubieran seguido las cosas en la isla de no ser por el nacimiento de los gigantes, los hijos de Tons, la Oscuridad. Un día, uno de ellos, llamado Noshtex, raptó a la nube Teo y la encerró en su caverna. Sus hermanas buscaron a la desaparecida a lo largo y a lo ancho del cielo, pero nadie la había visto. Entonces, furiosas, provocaron una gran tormenta. El agua corrió sin parar desde lo alto de las montañas, arrastrando las rocas, inundando las cuevas de los animalitos, destruyendo los nidos, arrasando la tierra en una inmensa protesta... Después de tres días y tres noches, Xáleshen quiso saber el motivo de tanto enojo y apareció entre las nubes. Enterado de lo sucedido, esa tarde, al retirarse detrás de la línea donde se junta el cielo con el mar, le contó a Kóoch las novedades, y Kóoch contestó; -Te prometo que, quienquiera que haya raptado a Teo, será castigado. Si ella espera un hijo, ése será más poderoso que su padre. A la mañana siguiente, apenas asomado, el sol comunicó la profecía a las nubes agolpadas en el horizonte y éstas, enseguida, se la contaron a Xóchem el viento, que corrió hacia la isla y difundió la noticia aquí y allá, anunciándola a quien quisiera oírla. Y el chingolo se lo contó al guanaco, el guanaco al ñandú, el ñandú al zorrino, el zorrino a la liebre, al armadillo, al puma. Después Xóchem sopló el mensaje en la puerta de las cavernas de los gigantes, para que no quedara nadie sin enterarse. Así escuchó Nóshtex las palabras de Kóoch, y tuvo miedo de su pequeño enemigo, que ya vivía en el vientre de Teo. "Voy a matarlos", pensó, "voy a matarlos y a comérmelos a los dos". Golpeó salvajemente a Teo mientras dormía, arrancó al niño de sus entrañas y, sin mirar a su hijo abandonado en el suelo de la caverna, la despedazó. Pero alguien más, adentro de la cueva, había escuchado a Xóchem. Era Ter-Werr, una tuco-tuco que vivía en su casa subterránea excavada en el fondo de la gruta. Dicen que fue ella la que salvó al bebé, la que, sigilosamente, en el mismo momento en que el monstruo levantaba a su hijo para devorarlo, le mordió el dedo del pie con todas sus fuerzas, la que escondió al niño debajo de la tierra antes de que el gigante pudiera reaccionar... Sin embargo, el refugio era demasiado precario. Nóshtex cruzaba la caverna haciéndola temblar con sus pasos de gigante, recorría la isla buscando al cachorrito que apenas había visto, a ese hijo que en cuanto creciera iba a traicionarlo. Entonces Terr-Werr pidió ayuda al resto de los animales: ¿dónde esconder al bebé?, ¿cómo ponerlo a salvo del gigante? Cuentan que todos los animales hicieron una asamblea para discutir el asunto. Que el Kíus, el chorlo, era el único conocedor de la otra tierra que, más allá del mar, había creado Kóoch antes de recluirse en el horizonte, y que propuso enviar allí al niñito. Así comenzaron los preparativos para la fuga secreta. Una madrugada, cuando el hijo de Teo y el gigante estuvieron listos para partir, Terr-Werr lo llevó hasta las inmediaciones de una laguna y lo escondió entre los juncos. Desde allí llamó a Kíken, el chingolo, para que a su vez transmitiera el mensaje: todos los animales fueron convocados para escoltar al niño. Algunos, como el puma, se negaron. Otros, como el ñandú y el flamenco, llegaron demasiado tarde. El zorrino iba tan contento al encuentro de la criatura que, interceptado por el gigante, no supo guardar el secreto. Así enterado, Nóshtex se dirigió a grandes pasos hacia la laguna, pero el pecho-colorado, instruido por Terr-Werr lo distrajo con su canto. Por eso no llegó a tiempo para ver cómo el cisne se acercó al niño nadando majestuosamente y lo colocó sobre su lomo, ni cómo carreteó luego para levantar vuelo. Sólo alcanzó a distinguir en el cielo un pájaro blanco que, con su largo cuello estirado y las alas desplegadas, volaba decididamente hacia el oeste. Así, en su colchoncito de plumas, se alejaba el protegido de Kóoch hacia la tierra salvadora de la Patagonia.

miércoles, febrero 11

En las soledades de Rìo Grande


Niní Bernardello, una cordobesa instalada desde hace muchos años en Tierra del Fuego, combina sus magníficas obras plásticas con poemas que rescatan el mundo de los onas.
Una reciente exposición, "Obra reunida", sintetiza su trabajo. Ahora la espera Ushuaia.

Por: Juan Fernando García

BERNARDELLO RECUERDA A LAS TRIBUS FUEGINAS. Obras que alteran al desmemoriado, que interrogan un presente qeu suele olvidar una historia feliz.

Los vientos patagónicos cruzan inexorables Río Grande. Ciudad nueva al sur del sur de nuestro continente que a fuerza de trabajo se ha convertido en el polo industrial de Tierra del Fuego. Poco y nada hay en esas calles desprovistas de árboles, de los selk'nam, la tribu que escolarmente hemos aprendido a nombrar "onas" y que poblaron ese suelo hasta no hace mucho tiempo. Están los textos de Anne Chapman, las fotos del padre Gusinde, los retratos de Lola Kiepja y Angela Loig, interrogando a los lugareños –de inmensa mayoría migrantes internos– sobre la identidad.

En el presente de Río Grande, las pinturas y los poemas de Niní Bernardello dan cuenta de esa pregunta. Una producción de relevancia unida a una fecunda y silenciosa labor como gestora cultural, que en más de una oportunidad se vio vapuleada por vaivenes políticos, resistiendo esos vientos, amparada en una lúcida y exquisita obra.

Nacida en Cosquín, los ecos de la lejanía serrana vibran en su voz, y en muchos de sus escritos que evocan y tensan la memoria de la poeta. Quizás haya que escucharla ahora, luego de su última muestra y que, posiblemente –ese "posible" que los dirigentes trocan con facilidad– vaya a Ushuaia. En la Dirección de Cultura (el ex-Hotel Los Yaganes, que rememora a otra tribu originaria), las pinturas de Niní Bernardello iluminaron ese espacio lleno de collages y pinturas espléndidas. Para la artista, las palabras y los trazos dialogan en una búsqueda intensa: formas de la pasión de quien hace 27 años batalla desde ese rincón contra la desmemoria y el olvido.

"Obra reunida", tituló Bernardello su muestra, alternando series plásticas con poemas, evidenciando una ligazón profundamente honesta. Pero nada que ver con una ilustración, no hay pedagogía en el montaje, sino diálogo, texturas que se imbrican, se despliegan y esplenden. Desde su primer libro, Espejos de papel (1980), los trazos y las letras van unidos: "Quiero anunciarte en la blancura/ del papel y soy sólo/ una línea que se ondula,/ se repliega y calla." De ese silencio, a la voz del mundo, a una poética sostenida en una estética. Marcas autobiográficas, que aparecerán en todos sus libros y que hallará su esplendorosa medida en Puente aéreo (2001), donde un extenso canto evoca el viaje Cosquín-Río Grande y puede prefigurarse uno de los más bellos poemas argentinos. Y en su último libro editado, Salmos y azahares, la prosa poética antecede a pequeñas piezas que volverán, formal y temáticamente, a aquel primero de 1980.

Diálogo entre pintura y poesía, adicionando la rica tradición y el paisaje que se vuelve huella, la marca de la memoria histórica. Por eso, recomienda con énfasis el libro de Anne Chapman, Hain, que relata la ceremonia de iniciación de los selk'nam, junto a una muestra fotográfica inédita. Porque su mirada de artista no ha soslayado la voz y las imágenes de un pueblo que encontró en Lola Kiepja una interlocutora y una vocera. Escribe Bernardello versos de esta estirpe: "Mirando siempre el mismo lugar/ siempre el mismo lugar/ sin palabras, desértico, áspero./ Soy Selknam, en mí rompe/ lo primero, lo escrito."

Pero las soledades de Río Grande son el escenario donde ha forjado vida y arte. Y su inquieta labor ha permitido ordenar algunas miradas dispersas en la antología de poetas fueguinos Cantando en la casa del viento, del legado selk'nam y yámana hasta nuestros días; minucioso, largo trabajo, sólo con la interlocución a distancia con Diana Bellessi y Cristian Aliaga, que redundó en la publicación de la Universidad San Juan Bosco de Comodoro Rivadavia bajo la dirección de Aliaga.

En sucesivas ediciones de la Feria del Libro riograndense, ha convocado a escritoras de la estatura de Bellessi, Irene Gruss, María del Carmen Colombo, Susana Villalba, Alicia Genovese, entre otras. De sus incursiones curatoriales, desde 1998 viene bregando por la continuidad de muestras en espacios apropiados, pero entre las vicisitudes locales, en 2004 la falta de presupuesto invalidó su tarea. Y será recién en 2008, que un hotel, convertido en Dirección de Cultura, permitió exhibir en una sala espaciosa y bien iluminada la producción de fotógrafos, pintores, escultores. Pero no sólo en el diálogo local, sino en el puente que establece con Ushuaia, Niní Bernardello es con los otros. Una voz en el desierto, podríamos pensar, en la lejanía austral que cruza sus versos, sus fotografías intervenidas, su retrato de juventud, como una "flecha encendida que pregunta", incansablemente.

Tierra del Fuego, "fin del mundo" como lema turístico que ha pegado fuerte, también tiene arte, también tiene cultura, también tiene artistas. Que se sepa.

http://www.revistaenie.clarin.com


CORTAZAR JULIO- su biografìa

Cortázar Básico
Bruselas, 1914 - París, 1984. Escritor

Nació en Bruselas y vivió en el país desde los cuatro años. Su infancia está marcada por el temprano abandono de su padre, Banfield, los cuentos de Poe y la educación de su madre María Scott. Se recibió de Maestro Normal y enseñó en escuelas de Bolívar y Chivilcoy. En 1938, con el seudónimo de Julio Denis, publica su primer libro de poemas "Presencia". También publica artículos y cuentos en revistas como Cabalgata, Realidad y Sur. Su primer libro de cuentos, "Bestiario", se publica en 1951, el mismo año en el que recibe una beca de Francia y parte hacia ese país donde trabaja como traductor en la UNESCO. Su obra fundamental se resume en libros como "Final de juego" (1956), "Las armas secretas" (1959), "Los premios" (1960), "Historias de Cronopios y de Famas" (1962) , "Rayuela" (1963), "62/Modelo para armar" (1968), "Un tal Lucas" (1979), y "Queremos tanto a Glenda" (1980). En 1966 asume su compromiso con las luchas de liberación latinoamericanas y publica "El Libro de Manuel" (1973). Muere en 1984 y es enterrado en el cementerio de Montparnasse (París).

sábado, febrero 7

BookAndYou ha contabilizado 70.000 lecturas



bookandyouEl portal literario BookAndYou, presente en la Red desde octubre de 2007, cuenta en sus archivos con mil libros para la lectura gratuita. Dichas obras han sido publicadas en español, inglés o francés y los responsables del sitio barajan la ampliación lingüística en breve.

Más de 70.000 obras han sido leídas, si bien sólo 7.000 de los 75.000 visitantes procedían de España.

Ha contribuido a la difusión de este espacio el sistema de publicación bajo concurso puesto en marcha. Los escritores que lo deseen pueden, previo registro, mostrar su obra en formato PDF, que deberá ir acompañada de un resumen en el mismo formato. Este servicio se presta de manera gratuita.

Si un escritor desea someter su obra al criterio de los lectores tiene la opción de tomar parte en el mencionado concurso. Los libros se muestran por entregas semanales sobre las que los lectores emiten su votación. La obra más votada será publicada en formato impreso y su autor percibirá el 10 por ciento de los ingresos generados. Participar en el concurso tiene un coste de 4 Euros/6 USD.

En el último mes, BookAndYou recibió 67.831 nuevas visitas que provenían de 199 países, tales como México, tras el que se sitúan España, Argentina, Estados Unidos, Chile, Colombia, Argelia, Venezuela y Francia.

La obra ganadora en el primer certamen BookAndYou fue La leyenda de Cathair-Fleodruinn y el alma robada, que se encuentra a la venta en el portal.

De:

blog de literatura Papel en blanco

viernes, febrero 6

martes, febrero 3

NERUDA PABLO-No me quites tu risa



Quítame el pan si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de planta que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.

Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.

Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.


MONICA FIGUEROA- Mi silencio/2

Como si fuera una planta trepadora
de esas que van creciendo
que atacan con sus hojas hasta el ùltimo resquicio,
asì, de esa manera,
me va invadiendo el silencio.
Testigo inmutable de las voces que me rodean,
miro las imàgenes enfrente mìo,
como una pelìcula en blanco y negro ya repetida.
Los lugares comunes, los aromas de otros tiempos,
las sonrisas guardadas en la memoria.
Y el amor.
Y los rencores apaciguados.
El sabor del tè que ya se enfrìa,
el viento jugueteando en los arboles.
Esas miradas que no consiguen cruzarse,
tal vez por que los viejos dolores resucitan.

Crece el silencio.
Se agazapa en cada gota de sangre,
se expande en los mùsculos agotados.
Adormece cada cèlula del tiempo,
y la memoria queda suspendida,
quieta, congelada.

El cerebro no escucha.
El corazòn no responde.

Mis manos permanecen cerradas,
apretando la rabia,
clavando las uñas sin dolor ni respuestas.

Crece el silencio.
No hay palabras.
No quedan sentimientos,
ni làgrimas,
ni pena.-

Caigo en la oscuridad absoluta
que protege y que asusta.-

Inmersa en el silencio
ya no siento dolor.-


MONICA FIGUEROA- Mi silencio



Me pides palabras.

Tus miedos ajados
recorren caminos y
cierran ventanas.-

El sonido del viento
suaviza el entorno y
profundiza el silencio.

Me pides palabras.

Tus dedos se anudan,
se crispan, se entierran.-

Tu voz es un eco,
tus pasos retumban,
acosan, asustan.

Y en esa ceguera
ignoras mi llanto.

Me pides palabras.

Te doy mi silencio.